Las hembras se encargan exclusivamente del cuidado de las
crías. Al principio la madre y sus crías viven en una madriguera en el suelo o
en un árbol y, en situaciones de peligro, traslada las crías con la boca.
Después de 6 u ocho semanas, los pequeños acompañan a su madre en sus
excursiones. A partir de los 3 a 6 meses dejan de mamar, y hasta los dos años
viven y cazan con su madre.
A partir de entonces se independizan de la madre y
comienzan su proceso de dispersión y búsqueda de territorio propio. Este
proceso de dispersión coincide con el celo de la madre.
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